-¡Dios mío! ¿No ves que estoy enferma, que sufro cosas atroces? No tienes idea de la pesadilla que acabo de tener...
-¿Por eso te bañaste? -preguntó Martín irónicamente.
-Sí, me bañé por la pesadilla.
-¿Se limpian con agua las pesadillas?
-Sí, Martín, con agua y un poco de detergente.
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