Cuando estoy triste no puedo escribir artículos. Hoy no puedo escribirlos, así que me distraigo mordisqueando el tapón de mi pluma Bic azul e imaginándome que haces a esta hora un viernes, sin mí. Sé lo que yo hago, distraerme en mi computadora en el ambiente un poco patético de gente solitaria que todavía deambula por el periódico después de las diez de la noche. Pero me engaño, todos tienen un motivo para estar aquí. Unos, porque están de guardia. Otros porque su trabajo así lo demanda. Y estoy yo. Sola de verdad. Sola, preguntándome dónde estás, y porqué no estás conmigo. ¿Pero no estás triste, verdad?, me preguntan. Uno sonríe. ¿Qué más puede hacer? Una sonrisa amarga, desde luego. Más bien una mueca un poco trágica. Ni modo de decir que siento que mis pétalos se deshojan y marchitan de tristeza, uno a uno, con cada palabra de duda de tus labios. Que las horas caen como yunques en mi espalda sin la bendición de tu presencia. Que sin tí no puedo pensar, no puedo vivir. Ni modo de decir nada. Uno se limita a sonreír. Uno se limita a contener el llanto.
Quote (de El libro de un hombre solo, Gao Xingjian):
La libertad no es un derecho del hombre que concede el cielo, y la libertad de soñar tampoco se adquiere desde el nacimiento: Es una capacidad que hay que preservar, una conciencia, sobre todo porque las pesadillas no paran de perturbarla.
1 comment:
lo siento mucho pero no puedo evitar reirme, pero no de ti. sino que tambien es una risa amarga, una risa envidiosa, un pensamiento masoquista que se expresa con un impulso convulsivo casi involuntario (umh..je)
Post a Comment