Ayer terminé de leer "Charlie y la fábrica de chocolate". Ed. Alfaguara. ¡Un regalo! ¡Yay! El libro fue escrito por Roald Dahl. Y hasta ahora caigo en cuenta que es el mismo autor de los cuentos de Matilda. Aw! Me encantaban los cuentos de esa ratoncita. Peor aún. No había caído en cuenta que se trataba del autor de "James y el Melocotón Gigante". Vaya. Qué divertido. Es divertido leer literatura juvenil entretenida de vez en cuando.
Y digo entretenida porque el otro día empecé a leer un libro que se llama "Artemis Fowl" que tienen mis primos, y bueno, apenas pude soportar las primeras páginas. Lo peor es que ya va en la tercera parte y creo que hasta película van a hacer. Ew.
En fin, lo que ocurre es que el susodicho regalo (gracias, gracias) me recordó otros libros que me han regalado en algún momento de mi vida, y que de alguna manera significaron algo para mi.
Y pues. Son muchos. Uno hasta se repite. "El Principito" me lo regalaron cuando estaba pequeña, era un libro con la portada azul, de los económicos, con ilustraciones de un sólo color. Ese hasta tuve que forrarlo. Luego, muchos años después, me lo volvieron a regalar en un cumpleaños, esta vez una edición especial. Creo que ha sido -es- uno de mis regalos favoritos.
Pero regresando a cuando era pequeña, otro libro que fue a dar a mis manos fue "Platero y Yo", de Juan Ramón Jiménez. Una joya. Hermoso. Poesía hecha prosa. Fue una tía. Luego mi abuela paterna me regaló "Corazón", de Edmundo de Amicis. Es una especie de telenovelón, la historia de un niño y sus amigos en época escolar, con algunos cuentos/relatos inmersos en la misma trama. Han de saber, entonces yo era toda una niña buena ehhh? Digo, para que entiendan la clase de lecturas, si es que alguien ha llegado todavía hasta aquí en este post. (en serio, it sucks, and it gets worst, please stop now). Esto es el mainstream. Del underground ya hablaré en otro post.
Mi abuela materna nunca me regaló un libro -ella apenas completó la primaria, y la primaria de entonces eran como dos años, -o tres-, excepto por una especie de folletin "para aprender inglés" que andaba vendiendo alguien de puerta en puerta. Ella me lo compró. Y allí comenzó mi entrenamiento empírico en el idioma inglés. No me quejo. La pasta era de cartoncillo. Las letras de la portada eran rojas, verdes y azules. Las páginas interiores eran viles copias de hojas escritas a máquina. Seguro que con una Olivetti. Leche, milk. Agua, water. Fresa, strawberry.
Y todavía retrocediendo más en el tiempo, cuando tenía, yo que sé, tres años, me regalaron uno que era una especie de ABC. Llevaba un burrito en la portada, que era verde. Y cada página estaba dedicada a una letra. Con un dibujo alusivo, y una frase. Esto, combinado con esas letritas de colores chillones que mi mamá me hacía formar en un pizarroncito, definió, supongo, mi gusto por las letras. Le mots. Una bendición y una maldición.
Mi último libro/regalo favorito no está bien escrito, es apenas una recopilación. Pero en lo que respecta a libros/regalos favoritos que esté bien escrito o no, no cuenta. Lo que cuenta son las cosas que evoca.
Y este libro lo estoy leyendo despacito. Casi, casi no quiero que se me acabe. Dentro de sus páginas están dos tickets de avión. Dos tickets usados. Ese ligero y agradable mareo después de dos copas de vino tinto. De un buen vino tinto. Y el leve destello, probablemente fugaz pero increíblemente esperanzador, de una luz al final del túnel.
4 comments:
Mi primer libro se llama "Cuentos de Perrault", y fue Miguel Sr. quien en su infinita vision le puso una dedicatoria para cuando yo pudiera aprender a leer, supiera que el me quiere mucho.
Contiene grandes exitos como "El gato con botas", " La caperucita roja", "Pulgarcito" y demas ...
Todavia lo conservo, y me entretiene mucho ver que en mi opinion los gatos debian ser morados, y los panes de la Caperucita en su canasta debain ser verdes (?) ... no era precisamente para colorear, pero aparentemente me valio madres. Ese es el encanto de los niños, creo.
Ahora, ya con 32.5 años en este desnaranjado rancho que tanto quiero, tengo la costumbre de regalar un libro cuando las condicione$ me lo permiten, y me tomo mi tiempo para buscarlo y encontrarlo. En este tiempo de los PDF, AvantGo, tabletPC, etc, nada se compara con un buen libro impreso en papel.
Y por esa misma razon, NUNCA me pierdo El Imparcial de los Domingos, junto a mi taza de cafe.
no se como describir la sensacion que me diste con esta breve lectura.
Todos mis puntos de vista estan luchando por ver cual es el que se desplazara por las teclas de mi keyboard...
Todo un arcoiris de sensaciones: desde ese olor a humedad y a tierra mojada con el que se perfuman las hojas de los libros viejos, hasta la melancolia de una infancia que no se puede recobrar, una copa de vino que refleja madurez y mejora con el tiempo.
...Creo que ya se cual punto de vista ganó...
...suerte en tu cumpleaños.
cuidate bien ese catarro ;)
no me siento linkeado... jajajajaja
busqué mi link y no lo encontré
jajajajajaja
mike $ Esa colección es BÁSICA! Junto con La gallina de los huevos de oro y... y... Las habichuelas mágicas, etcétera.
Lo que pasa es que tenías vena surrealista, ¿qué, ya no pintas? Te sugiero que descargues ArtRage. Google it! You´ll like it...
kaju $ (1) Ese olor me encanta. Lo mismo que las páginas amarillentas. A qué huele exactamente, no lo sé, pero me encanta. El otro día estaba en el cumpleaños de un amigo y cmo siempre terminé parada frente al librero de la sala curioseando y pues, saqué un tomo de la enciclopedia "el libro de oro de los niños" ahhh el aroma. Las páginas viejas. Me pregunto cuando fue la última vez que alguien había abierto sus páginas. El caso es que acerque la enciclopedia a mi nariz y aspire el aroma. Ahhhh. Ahora solo falta que murmuren que tengo un book fetish jajaja
(2) C´mon. blogrolls are so... 90´s!
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