Sí, Polar estaba loco, estaba solo, estaba triste. Y ante los locos, los solos, los tristes, no cabe más que dejarlos a solas con su locura, su soledad su tristeza.
Miguel Buñuel
El niño, la golondrina y el gato
Ed. Doncel
La naturaleza era la vida, y él, sentado en su piedra mientras tomaba café, llegaba a considerarse tan importante, tan grande y tan pequeño a un tiempo, que no podía comprender cómo los hombres se empeñaban en hacinarse en las ciudades, respirando humo y engaños para sobrevivir en una existencia estúpida y absurda.
El arca de Noé
Alfonso Martínez-Mena
Ed. Doncel
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