April 20, 2010

Loba de la estepa

Algunos -muy pocos- lo saben. Mi libro favorito es El Lobo Estepario. De entre sus páginas recuerdo vívidamente la risa inmortal de Mozart, el episodio en el que ve a todas las mujeres de su vida, su búsqueda de música en las iglesias y catedrales, Armanda, Maria, el baile, el sax. El teatro mágico sólo para locos. Y el texto delirante que no recuerdo lo suficientemente bien para describirlo. Por algo será.

Harry vive solo. Harry vive en una pensión. Harry es misántropo. Harry se parece a mí.

Eduardo, mi Eduardo al que no veo hace siglos, ha dicho que es un pusilánime. Sea. Yo creo que es un hombre demasiado seco y sensible. Y heme aquí, una mujer demasiado seca y demasiado sensible. ¿Cómo es eso posible?

¿Cómo puedo pasar del momento más dulce al más oscuro en segundos? ¿Cómo un pequeño detalle me enloquece, en el buen y en el mal sentido?

Estoy allí, sentada tomando notas en mi silla de estudiante, bebiéndome al maestro, escudriñando a mis compañeros, imaginando sus vidas, sus motivaciones, lo que hay detrás. Durmiéndome. Soñando con estar dormida en un rincón de una playa, en la arena, con un libro y sin ninguna presión.

Pero no estoy en la playa ni en el salón de baile ni hay jazz ni música clásica ni episodios delirantes. Sólo un salón de clases y un cerebro que pide tregua, pero quiere más. Soy una rata de biblioteca, nunca lo he negado. Pero yo leo por placer, no por trabajo. Por trabajo me da sueño. Weber y Durkheim y Parsons y todos ellos son un trabajo. Extraño el placer.

Soy Harry.

Quiero una Armanda que me lleve a un club de Jazz y me presente a una María y sentirme viva mientras sus piernas ...

La sensación de soledad que me acompaña en los pasillos del Colson es la misma que recuerdo desde el primer día en la Club de Leones. Entonces, loba de la estepa, loba solitaria. En todas partes.

Todo el mundo huye de mi, cuando soy yo. Pero jamás seré otra cosa.

April 15, 2010

Still here.

Creo que la última vez que escribí algo semi coherente en esta cosa fue hace siglos... así lo parece... He pasado de aquél escritorio de los post it a uno más grande y deprimente, y ahora a mi escritorio es un gran sillón rojo y una laptop viejita con ubuntu. No necesito más.

Ya dije que no estoy trabajando? No propiamente. Todavía no me explico cómo pero me las arreglé para juntar el papelerío necesario para entrar a la maestría en ciencias sociales del colegio de Sonora con una beca del Conacyt. Creí que no me iban a aceptar en el Colson, y me aceptaron. Crei que no me iban a dar la beca, y me la dieron. Crei que iba a sacar 0 en el examen de metodología de investigación, y saque 100. Creí que iba a pasar el toefl con un puntaje mediocre, y fue de los más altos. En resumen, creo que tengo un grave problema de autoestima.

Como sea. Pongo estos meses sobre la balanza y han sido muy enriquecedores. Complicados en el sentido de que todo es nuevo para mi. En el ITH jamás me pidieron un ensayo. Ni modo que escribiera un ensayo sobre el lenguaje c?

Aqui todo es nuevo para mi. Bueno, casi todo. Creo que el único texto que realmente había leído completo del compendio de lecturas de mis materias es el segundo sexo de Simone de Beauvoir, aun asi estoy empeñada en hacer un ensayo final sobre Georg Simmel. Sí, estoy mal.

¿Ya dije que estoy comprometida? ¿Que ya hay fecha fatal? No termino de resolverlo en mi mente. ¿Casada yo???? Yo que derramo una lagrima con la más mínima muestra de reserva o recelo? Yo que monto en cólera a la menor provocación? Es receta para el desastre.

Pero por lo pronto, ensayos. Ensayos y desvelos y lecturas y seminarios y trabajos de campo y locuras y entrevistas a artesanos y buceadores y cafés en la playa y risas e inframundos. ¿Ya dije que estoy cansada de twitter? Estaré un poco más por aquí, es posible. Me gusta más. Creo.

Welcome back, me.