Algunos -muy pocos- lo saben. Mi libro favorito es El Lobo Estepario. De entre sus páginas recuerdo vívidamente la risa inmortal de Mozart, el episodio en el que ve a todas las mujeres de su vida, su búsqueda de música en las iglesias y catedrales, Armanda, Maria, el baile, el sax. El teatro mágico sólo para locos. Y el texto delirante que no recuerdo lo suficientemente bien para describirlo. Por algo será.
Harry vive solo. Harry vive en una pensión. Harry es misántropo. Harry se parece a mí.
Eduardo, mi Eduardo al que no veo hace siglos, ha dicho que es un pusilánime. Sea. Yo creo que es un hombre demasiado seco y sensible. Y heme aquí, una mujer demasiado seca y demasiado sensible. ¿Cómo es eso posible?
¿Cómo puedo pasar del momento más dulce al más oscuro en segundos? ¿Cómo un pequeño detalle me enloquece, en el buen y en el mal sentido?
Estoy allí, sentada tomando notas en mi silla de estudiante, bebiéndome al maestro, escudriñando a mis compañeros, imaginando sus vidas, sus motivaciones, lo que hay detrás. Durmiéndome. Soñando con estar dormida en un rincón de una playa, en la arena, con un libro y sin ninguna presión.
Pero no estoy en la playa ni en el salón de baile ni hay jazz ni música clásica ni episodios delirantes. Sólo un salón de clases y un cerebro que pide tregua, pero quiere más. Soy una rata de biblioteca, nunca lo he negado. Pero yo leo por placer, no por trabajo. Por trabajo me da sueño. Weber y Durkheim y Parsons y todos ellos son un trabajo. Extraño el placer.
Soy Harry.
Quiero una Armanda que me lleve a un club de Jazz y me presente a una María y sentirme viva mientras sus piernas ...
La sensación de soledad que me acompaña en los pasillos del Colson es la misma que recuerdo desde el primer día en la Club de Leones. Entonces, loba de la estepa, loba solitaria. En todas partes.
Todo el mundo huye de mi, cuando soy yo. Pero jamás seré otra cosa.
1 comment:
No creo que sea un pusilánime. Si bien recuerdo, mi descripción es que creo que es una vaca esteparia, no un lobo. No es la falta de valor lo que lo congela, pues me sigue pareciendo un personaje inmóvil, estático y extático, sino la mera inmersión pasiva dentro de si mismo.
Harry disfruta tanto de su melancolía... necesita un actuante externo para moverse. Y si ese actuante existe en realidad o no es todavía otra cosa que me hace pensar que es, en realidad, una vaca que rumiando se colma de una fantasía que se extiende mucho más allá de su realidad.
Pero yo también hace mucho que leí el libro. La impresión que recuerdo es que el Teatro y Pablo y Amanda y asdf son sólo partes de la personalidad de Harry. Son sus personajes. Y no son "reales". Pero eso es tratando de recordar.
El lobo no quiere ni necesita nada, pues en su estepa él es autosuficiente. La vaca piensa y rumia y recuerda e imagina, pero no se mueve ni cambia demasiado; sólo lo que el tiempo le obliga a cambiar - y este creo que es el personaje de Harry.
La Koky esteparia, por el contrario, sueña y ríe y llora y ríe y llora y sueña. Anhela y cambia y camina convencida de que tiene que seguir siempre ese camino que a veces tan poco disfruta y a veces tanto le llena; ese camino de estrés y presión que ella misma se impone con tanta fuerza. Desea siempre un mundo más grande, más pleno, más libre, siempre la gran estepa de su mente en contraposición al pequeño campo de estos pueblos y ciudades humanas. Y desea siempre hundirse en esa otra gran estepa de cubiertas y letras y polvo e historias reales e irreales, de conocimientos sin fin aparente y perspectivas distintas en cada página.
Harry es una vaca. Tú eres un sueño. Harry se parece a tí tanto como se parece a mi; es un parecido que llega hasta justo debajo de la piel y se pierde cuando penetras más al fondo. La Koky esteparia es otra cosa, no un mero Harry vacuno. Pues aunque también vive de la melancolía, que es esa llama azul y fría que hace avanzar lentamente los motores de cientos y miles de seres, la Koky esteparia puede reír como ninguna.
Yo conozco esa risa. Y no eres Harry.
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