May 05, 2005

Autenticidad

Niña, no tienes unos pesos para echarme un taco. No añadió nada más pero pude ver el hambre en su mirada. En su mirada triste. Una mujer vieja. El cabello blanco y el rostro surcado de arrugas. Y el hambre. Yo tenía hambre también, eran como las 4 de la tarde y me dirigía al Vips, caminando tranquilamente, con un par de revistas bajo el brazo para entretenerme (osea, para evitar esos momentos de incomodidad entre que ordenas y te sirven y no tienes nadie con quien hablar, juguetear con el celular no es lo mío). Sabía que hoy no saldría del trabajo hasta medianoche así que me tomaría mi tiempo. Iba pensando en la autenticidad. O más bien, la farsa. Todo es una farsa. Y la mujer me pide dinero, con aquellos ojos. Busco una moneda en el bolsillo y se la doy. "Dios te bendiga", me dice. Y yo gracias. Todo es una farsa. Esto también. "Me voy a comprar un panecito". Todo es una farsa. Me debería haber ido a comer un "panecito" con ella. Pero no. Segui de largo, segui la farsa. De propina, le dejé a la mesera lo mismo que le deje a la mujer.

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